He podido leer esta noticia en una de las ediciones digitales de los periódicos de nuestra ciudad. Me ha llamado la atención la forma con la que participan los niños diabéticos en una obra de teatro donde ellos mismos se conciencian con lo que tienen y además se lo hacen ver a los demás.
Los niños han asistido a veinte sesiones grupales, durante las cuales se les ha explicado la diferencia entre el funcionamiento de un cuerpo sano y el de un diabético, con especial detalle en cómo actúa el azúcar de los alimentos una vez ingeridos por una persona con y sin diabetes. También se han estudiado las actuaciones que se deben realizar ante las hipo e hiperglucemias, en cuanto a la insulina y a la alimentación, y los tres pilares básicos de la diabetes alimentación, insulina y ejercicio.
Las sesiones se han realizado en horario extraescolar durante el curso, para conseguir el mayor grado de asistencia.
Esta obra teatral es el punto final de las sesiones y tiene como objetivos: implicar a los niños y niñas diabéticos en su propia formación a la vez que se divierten; motivar a los padres en el aprendizaje de una fisiología básica para que comprendan el motivo de las diabetes y el funcionamiento de la insulina; afianzar los conocimientos aprendidos a lo largo de las sesiones formativas y solventar numerosas dudas...
En la obra, aparece una niña preocupada que pierde peso, se nota muy floja, no sabe qué le pasa y las implicaciones que todo esto le conlleva con amistades, así como la preocupación de su familia. A continuación, la visita al pediatra, el ingreso en el hospital, la educación diabetológica y cómo consigue llegar a una vida normal. Paralelamente a todo el proceso descrito, está entremezclada otra historia sobre lo que está ocurriendo dentro del cuerpo de esa niña, como pasa de estar sana a enferma.
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